lunes, 26 de febrero de 2007

Trabajo Nº 6 - Crónica periodística

Título: Un año de crímenes y pecados
Publicado en el diario El Comercio
Fecha: cinco de enero del 2003
sección: A 20 - Lima

Homicidio. Palabra triste. Helada. A lo único que sabe es a desgraciar el sabor de la vida. Decenas de relatos con el rótulo de "asesinado" se han leído, escuchado u observado en los medios de comunicación peruanos el año que pasó. La estadística de la Dirección Criminal (Dirincri) registra en Lima Metropolitana - hasta el 30 de diciembre- 139 homicidios. El promedio es escalofriante: un asesinato cada tres días. Han sido tantos que en algunos casos lograron acerar nuestra sensibilidad. Sin embargo, no han faltado los que hicieron imposible disimular nuestro horror.

Madrugada del 13 de diciembre. La cabina de Internet Central Net (calle Los Jardines Este 673, La Huayrona, San Juan de Lurigancho) era escenario de un triple asesinato: Los cuerpos de Félix Fernández Gutierrez (30), Jesús Galarza y Sonia Barrios (30) yacían amordazados, con las manos atadas por detrás. Presentaban perforaciones de bala en la cabeza así como contusiones y cortes en la cara y cabeza, al parecer producto de torturas con un objeto duro. LLevaban dos días de muertos. Según hipótesis de la Policía, se trataría de un típico caso de asesinato por manos de sicarios, presumiblemente un crimen pasional.

Un poco antes de las 2 p.m. del domingo 10 de noviembre, Néstor Misael Lino (22), alias "tito", ingresó subrepticiamente al lote 18, sector 3, del cerro El Pino donde estaba sola la menor Mayra Meza Poves (11). Sus padres habían acudido a una iglesia cercana. El criminal lo sabía. luego de abordarla y dar rienda suelta a sus baja pasiones, la estranguló. Cuando su padre, Johnny Mesa, la encontró a las 5:30 de la tarde el cuerpo de la niña era consumido por el fuego que el asesino había iniciado como coartada.

La levantó tras la baranda del Puente del Ejercito. Y la soltó a las aguas del río Rímac. Así, Teodora Salinas Álvares (55) se convertía en la asesina de su nieta Yamelí Álvares Caldas (4) el mediodía del 8 de junio. Por la mañana la niña había desaparecido del mercado de Canto Chico, en San Juan de Lurigancho, donde labora su madre. La búsqueda fue infructuosa. Un día después el cuerpecito de la menor fue hallado en un islote del río Rímac, a la altura de la cuadra dos de la avenida Morales Duarez, el el Callao. "Lo hice porque odiaba a mi nuera", confesó días después la cruel abuela.

Alex Sánchez Hilario (16) sufría de epilepsia. Su padre Andrés Sánchez Pérez (38) no había podido hallar cura alguna para esta enfermendad. Tal situación lo sumió en una profunda depresión. La única receta que se le ocurrió fue asesinarlo: el 18 de marzo lo condujo con engaños a un cerro de la zona J, en Huaycan, Ate Vitarte. Allí, una vez solos, Andrés disparó dos veces el revólver a la altura del corazón de su hijo. La policía luego determinaría que el filicida había asesinado a cuchilladas, hace trece años, a su esposa Esperanza Hilario Huamán (22) en Cañete.

1 comentario:

olivier dijo...

Me paraece una cronica muuy buena. Quuiero agregar que yo tambien he escrito una escalofriante cronica de una tortura de la cual yo fue víctima, siendo periodista. Mi nombre es Olivier Acuña y aquí mi link para que lean algo sobre corrupción, narcotrafico, violencia y censura periodística.
Yo vivo en Sinaloa y aqui haga clic en http://olivier.websitum.com/ y si no escríbalo en la barra de dirección o en el buscador google o yahoo. lectura que no se debe de perder.